sábado, 16 de febrero de 2013

¡ Yo soy Anastasia Romanov !






    El mundo de la aristocracia por lo general esta plagado de pompa y lujo: palacios de ensueño, minerales preciosos, bailes de máscaras y un ambiente de nobleza y servidumbre. Pero el precio del poder es muy caro: intrigas desde la corte, asesinatos comunes entre familias, guerras de secesión y división entre los herederos.



    Una de estas historias llenas de lujo y sangre ha sido inmortalizada por diversas expresiones culturales. El asesinato de la familia imperial rusa, los Romanov, está envuelta en guerras, revoluciones, comunismo y una fantástica historia que gira alrededor de la más pequeña de las grandes duquesas: Anastasia. La historia de un posible escape de la princesa ha alimentado el imaginario de escritores y cineastas. Pero la realidad fue mucho más sangrienta y cruel de lo que aparenta. Tuvieron que pasar más de 70 años y el colapso de la Unión Soviética para que la verdad fuera desvelada. ¿En realidad escapó de la masacre la princesa más adorada de Rusia? He aquí la historia que comienza con un ''había una vez'' y no termina con un ''...Y vivieron felices para siempre''. 


Los Romanov


    Había una vez un gran imperio europeo y asiático llamado Rusia, consolidado por los estadistas Iván el Terrible y Catalina la Grande. Rusia abarcaba desde la frontera con Prusia y Austria en el occidente hasta el Imperio Chino en el extremo oriente. Rusia era tan grande, que cuando anochecía en su lado europeo, comenzaba a amanecer en la costa pacífica. Además grandes extensiones eran desconocidas como Siberia. Por lo tanto, el gran motor económico y social del Imperio se encontraba en la región europea: San Petersburgo, Moscú y Kiev. La misión de todos los zares siempre ha sido adoptar el modelo europeo y llevarlo a todos los rincones de Rusia.


    La dinastía Romanov gobernaba Rusia desde 1613. Para comienzos del siglo XX, había evidentes síntomas de descomposición social: el 80% de la población era analfabeta y campesina. Rusia se encontraba en un proceso muy pobre de industrialización y nuevas tendencias políticas comenzaban a fluir en los eslavos. La diferencia entre los grupos privilegiados y el proletariado era enorme.



    Para 1904 comienzan las señales de un evidente colapso en el sistema imperial, materializado en la guerra ruso-japonesa. Japón con un poder militar superior debido a su apertura forzosa frente a Inglaterra, tenía la mejor Marina de Asia. Decididos a contrarrestar la influencia rusa en Asia, deciden atacar puertos rusos e invaden la península de Corea. El puerto de Port Arthur cerca de Vladivostok es de extrema importancia en aquella región, pues es el único muelle que no se congela la mayor parte del año. Cabe destacar que la guerra ruso-japonesa será el principio de la grandeza del Japón Imperial que se extenderá por toda Asia y no será detenido hasta los ataques nucleares de 1945.



    Rusia poco pudo hacer contra los japoneses. La distancia entre Moscú y Vladivostok es de más de 6000 km, con un sistema ferroviario precoz y un ejército hambreado y mal equipado. El ejército ruso se encontraba en una situación tan penosa, que hubo más de una vez rebeliones y motines contra el zar. Una de estas rebeliones se llevó a cabo en el Acorazado Potemkin, un barco de guerra que se levantó en armas contra sus oficiales y contra el zar. Este episodio será inmortalizado en la película de Sergei Einstein del mismo nombre. Al perder Rusia la guerra, sólo quedó señalar a un culpable: los Romanov.


    Al tambalearse el Imperio, el pueblo marchó a la primera revolución rusa o la revolución campesina de 1905. Exigían ante todo reformas de tipo democrático y la creación de una burguesía sólida. A pesar de que el zar Nicolás II aceptó algunas reformas sociales, como la creación de consejos municipales y obreros locales (los soviets), el descontento sólo se prolongó unos años más, al estallar la famosa revolución bolchevique en 1917.


Anastasia



    Anastasia fue la cuarta hija de la pareja imperial, el zar Nicolas II y la zarina Alejandra. El nacimiento de Anastasia no fue recibido con agrado por el zar, pues él deseaba el nacimiento de un varón para heredar el Imperio. Un ruso tiene tres nombres: su nombre de pila, el patronímico y el apellido. El patronímico es el nombre del padre con el sufijo vich, que significa ''hijo de'' en caso de ser hombre. Para las mujeres se usa  evna ''hija de''. Por lo tanto, el nombre completo de la princesa era Anastasia Nicolaievna Romanov.

   Sus tres primeras hijas, las Grandes Duquesas recibieron el nombre de Olga, Tatiana y María. Las primeras dos, al ser las mayores recibían el mote de ''la pareja mayor''; Anastasia y María, las más pequeñas eran nombradas ''la pareja menor''. Los dos pares de hermanas tendrán costumbres, actitudes y actividades muy diferentes. Las mayores destacarán en la costura y la enfermería, siendo voluntarias atendiendo soldados heridos en la Primera Guerra Mundial. La pareja menor será recordada por sus paseos y sus juegos.

    Las descripciones de Anastasia nos llegan por los relatos de sirvientes y soldados que custodiaban a la familia real durante la revolución bolchevique. Describen a Anastasia como una niña inquieta, pequeña, un tanto regordeta, que gustaba de subirse a los árboles y que llegaba a sobresaltar a los soldados con sus comentarios. La mayoría de sirvientes y soldados la describen como ''una pequeña diablilla''. Aunque el extremo opuesto la describe como ''insoportable y de ácidos comentarios''. Su comportamiento no era el propio de una princesa y se le veía comiendo bombones de chocolate sin quitarse los guantes en la ópera. Al momento de la masacre, Anastasia tenía 17 años y se estima su estatura en 1.56 metros, motivo de enfado por tener primas de su edad más altas.


    Antes de la masacre, la zarina Alejandra había descrito a sus 4 hijas y el zarevich, incluida Anastasia: ''Anastasia para su desesperación, está muy gorda, como era María, redonda y gorda de cintura, con las piernas cortas. Espero que crezca. Olga y Tatiana son delgadas'' (citado por Massie, p.548).



    La gran princesa fue educada como tal junto con sus tres hermanas: se bañaban con agua fría por las mañanas hasta alcanzar la adolescencia, momento en el que cambiaban por baños tibios por las noches. Sabía hablar ruso, su idioma natal; francés, el idioma diplomático y elegante de la época. Además dominaba el inglés, el idioma económico. Su educación era supervisada por un círculo de tutores y sus padres. Cada noche, el zar Nicolás II reunía a toda la familia junto al fuego para leerles los clásicos rusos y europeos. A pesar de haber muerto a una temprana edad, las grandes duquesas se desarrollaron lo bastante como para desarrollar   una personalidad propia.



    A la princesa Anastasia todas las brújulas la señalan así: ''Una niña baja, gordinflona, de ojos azules, que llamaba la atención en la familia por sus travesuras. Cuando los cañones del yate imperial disparaban una salva al ponerse el sol, a Anastasia le gustaba correr a un rincón, meterse los dedos en las orejas, abrir mucho los ojos y sacar la lengua, fingiendo un ataque de terror. Ingeniosa y movediza, también era a veces empecinada, pícara e impertinente. Anastasia, era en efecto muy traviesa. Sabía trepar a los árboles y negarse a bajar. Raras veces lloraba'' (Ibíd. p.173).



    A pesar de ser miembros de las últimas aristocracias europeas, las niñas estaban a la altura de su título: sabían de memoria el nombre de todos los criados del palacio, la guardia imperial y los marineros de su yate privado Standart, incluidos el nombre de sus esposas e hijos. Algunas veces jugaban con los hijos de los sirvientes.



    La literatura y la caída de la Unión Soviética ha permitido un destape del caso. Ahora hasta podemos saber el aroma de las cuatro Grandes Duquesas: ''Las cuatro usaban perfumes de Coty. Olga prefería Rose The; Tatiana, Jasmin de Corse; Anastasia siempre se mantuvo fiel a Violette, y María, que probó varios, volvía siempre a Lilas'' (Ibíd. p. 175).



    Durante la Revolución Rusa, la familia se encontraba bajo arresto domiciliario y las interpretaciones teatrales de Anastasia iluminaron esos lóbregos días. La pequeñuela  era famosa por sus dotes de actriz, tanto en su educación como en la vida cotidiana.




Revolución rusa y la masacre.


    Durante 1917 Rusia se encontraba fatigada y desangrada por la Primera Guerra Mundial. Cientos de miles de rusos morían en el frente. El hambre y el frío azotaban las grandes ciudades ostentosas. El enemigo alemán parecía implacable. Fue cuando estalló la revolución. Cansados de luchar y de las paupérrimas condiciones, la Duma y el Soviet erigieron un gobierno provisional. Se exigía al zar abdicar por su política fallida en todos los aspectos. Increíblemente el zar abdicó a favor de su hermano Miguel, que a su vez desechó su nombramiento: en 1 día dos Romanov perdían el poder después de gobernar durante 300 años.

    El gobierno provisional de Kerenski ordenó un arresto domiciliario en su palacio. La familia vivió relativamente bien durante el gobierno de Kerenski. Pero Alemania aún no utilizaba su arma más poderosa y letal: Lenin.
Durante años en el exilio, Lenin reaparece en la escena revolucionaria derribando el gobierno de Kerenski, tacharlo de traidor y levantar la revolución bolchevique en Octubre de 1917. Al llegar Lenin al poder, el destino de la familia estaba sellado. Fueron trasladados a la ciudad más bolchevique y revolucionaria de Siberia: Ekaterimburgo. De ahí el fatídico lugar de la masacre. La decisión fue llevada a cabo para evitar una fuga familiar ya sea por los blancos (tropas fieles al zar), los duques y príncipes de toda Europa que pagaron la fuga, fieles súbditos o gente que simpatizara con el zar.

    Los últimos días en Ekaterimburgo fueron de verdadera prisión para la familia Romanov: las Grandes Duquesas eran incluso escoltadas al baño. Finalmente el gobierno bolchevique al enterarse de que las tropas blancas se acercaban a Ekaterimburgo y que la derrota sería inminente, deciden eliminar a toda la familia. Lenin, Trosky y el Kremlin sabían de la decisión y, con la masacre de la familia real, se buscaba proyectar ''la imagen de un gobierno fuerte''.

    La escena la describe con simpleza y sangre fría el escritor Robert K. Massie en el final de su bellísima y fantástica obra Nicolás y Alejandra: [...]La decisión fue cuidadosamente ocultada a la familia. Aquella noche, a las 10:30 fueron desprevenidamente a acostarse. A medianoche, Yurovski los despertó y les dijo que se vistieran rápidamente y bajaran. Explico que los checos y el ejército blanco se acercaban a Ekaterimburgo y que el Soviet Regional había decidido que fueran trasladados. Siempre sin desconfiar, la familia se vistió y Nicolás y Alejo se pusieron sus gorras militares. El zar fue el primero en bajar la escalera, llevando en  brazos a su hijo. El adormilado niño abrazaba con fuerza el cuello de su padre. Seguían los otros. Anastasia llevaba en brazos al perrito ''jimmy''. En la planta baja, Yurovsky los condujo a una habitación del sótano, de aproximadamente cinco metros por seis, con una pesada reja de hierro en la ventana. Les dijo que debían esperar allí la llegada de los automóviles.

   Nicolás pidió sillas para que su mujer pudiera sentarse mientras esperaban. Yurovski ordenó que trajeran tres sillas y Alejandra ocupó una, Nicolás otra, sosteniendo con el brazo y hombro a Alejo. a quien colocaron en la tercera silla. Detrás de la madre estaban de pie las cuatro muchachas y el doctor Botkin, el ayuda de cámara Trupp, el cocinero Jarínotov y Demidova, doncella de la emperatriz. Demidova llevaba dos almohadas, una de las cuales fue colocada en la silla como respaldo para la zarina. Ella apretó con fuerza la otra almohada. Dentro, entre las plumas, había un cofre que contenía parte de las joyas imperiales.

    Cuando todos estuvieron reunidos, Yurovski volvió a entrar en la habitación seguido de su escuadrón de la checa con los revólveres desenfundados. Yurovski se adelantó y dijo rápidamente: ''Sus amigos han procurado salvarlos. Han fracasado y ahora debemos fusilarlos''.

    Nicolás, rodeando siempre con el brazo a Alejo, intentó levantarse para proteger a su mujer y a su hijo. Apenas tuvo tiempo de decir ''¿Qué...? antes de que Yurovski apuntara con su revólver directamente a su cabeza y disparara. Nicolás murió instantaneamente. A esta señal, el escuadrón de verdugos empezó a disparar. Alejandra sólo tuvo tiempo de levantar la mano y hacer la señal de la cruz antes de morir de un solo disparo. Olga, Tatiana y María, que estaban de pie detrás de su madre, fueron alcanzadas y murieron en el acto. Botkin, Jarítonov y Trupp también cayeron. Demidova, la doncella, sobrevivió a la primera andanada. En lugar de volver a cargar las armas, los verdugos sacaron fusiles del cuarto contiguo y la persiguieron para matarla a bayonetazos. Chillando y corriendo pegada a la pared como un animal acorralado, Demidova intentó defenderse con la almohada. Finalmente cayó, atravesada por las bayonetas más de treinta veces. ''Jimmy'', el perrito, murió con la cabeza destrozada por la culata de un fusil. La estancia, llena de humo y el olor de la pólvora, quedo de pronto en silencio. La sangre emanaba a borbotones de los cuerpos caídos. Hubo un movimiento y un leve gemido. Alejo, que yacía en el suelo, todavía en brazos del zar, movió débilmente la mano para agarrar la casaca de su padre. Salvajemente, uno de los verdugos pateó la cabeza del zarevich con su pesada bota. Yurovski se adelantó y descargó dos disparos en la oreja del niño. En aquel momento Anastasia, que sólo estaba desmayada, recobró la conciencia y gritó. Con bayonetas y culatas de fusiles toda la banda se lanzó sobre ella. En un momento también quedó quieta. Era el fin. (Massie. op. cit. p. 586-587)

    El asesinato de la familia imperial es lacónicamente descrita por Alponte en su Lenin. Incluye escalofriantes detalles:

    En la noche del 16 al 17 de julio de 1918 la familia imperial, con todos los habitantes de la casa, fue conducida a una estrecha habitación del sotano y fusilada. Dada la exigüidad del espacio tuvieron que emplearse, a veces, el tiro de gracia o el bayonetazo. Sin duda, la decisión final correspondió a Moscú. De todas formas, Yurovski, encargado del fusilamiento, en su confesión del crimen que publicara mucho después ''Rodina'', añade que sentó a la familia en unas sillas.

    ''Nicolás se volvió hacía mí como si quisiera preguntarme algo [...]. Yo fui el primero en disparar y maté a Nicolás. Los desordenados disparos continuaron un buen rato y me costó que se detuviese el fuego. Vi que había sobrevivientes. El doctor Boltkin estaba aún con vida y lo maté de un tiro. Alexis -el zarevich-, Tatiana y Olga seguían con vida y también la dama de honor [...] El general Girmakov intentó, sin exito, terminarla con una bayoneta. No tuve más remedio que rematar a todos, uno a uno''. Se incluía en la lista de los ejecutados a Anastasia'' (Alponte, p. 149)

    Con pocas dudas de lo ocurrido, Anastasia Nicolaievna Romanov murió ejecutada con toda su familia, médicos personales, asistentes reales y mascotas. Anastasia fue fusilada y remata a bayonetazos.

     Los restos de la familia real debían ser profanados y exterminados sin dejar rastro alguno. Se tenían preparados unos camiones para ser trasladados a una mina cercana a Ekaterimburgo. Algunas versiones señalan que el camión se descompuso a mitad de camino y la operación se complicó. Otras mencionan que no hubo problemas. De cualquier manera, a los cadáveres de los Romanov les esperaban 684 litros de gasolina y 200 kilos de ácido sulfúrico (cit. en Massie. p. 585). Sus cadáveres fueron cortados en pedazos y arrojados a una hoguera. Los últimos restos que sobrevivieron al fuego como los huesos grandes fueron disueltos en ácido sulfúrico. Se comenta que los cadáveres de Anastasia y el zarevich heredero fueron separados del grupo general para crear confusión en cuanto al número de cuerpos.

    El gobierno de Lenin y el Kremlin sabían del cruel destino de la familia. La decisión se trasladó al gobierno de Ekaterimburgo y ellos habían fallado a favor de la ejecución. Prácticamente Massie y Alponte lo narran igual:


    Sverdlov llegó tarde a la reunión de los Comisarios del Soviet del Pueblo. Lenin presidía una reunión para tratar los asuntos de la salud pública. Sverdlov entró, tomó asiento detrás de la silla de Lenin y le dijo algo al oído. Lenin interrumpió el debate para decir solamente esto: ''el camarada Sverdlov quiere hacer una declaración''. Sverdlov anunció, calmamente, que en Ekaterimburgo, por decisión del Soviet Regional de los Urales, Nicolás había sido ejecutado porque quería escapar.

Cuando Sverdlov terminó su intervención hubo una pausa, un silencio. Después, casi inmediatamente, Lenin tomó la palabra [y dijo] :''procedamos a continuar el examen del proyecto de salud, artículo por artículo...'' (Alponte, p. 150)









El caso Anna Anderson: ¿Gran Duquesa o impostora?

   Concluida la Primera Guerra Mundial, brotaron los rumores de un posible escape de la masacre por parte de la princesa o de algunos miembros de la familia Romanov. Circulaban rumores de que había sido avistada en trenes de Siberia buscando la frontera con China. Otros testigos afirman haber cuidado a una princesa Anastasia muy malherida, que sobrevivió al fusilamiento, pero sólo por unos días.

   El más famoso rumor de Anastasia fue una mujer encontrada en Alemania la noche del 17 de febrero de 1920 en un canal de Berlín. La mujer de 20 años se negaba a rebelar su identidad y fue remitida a un hospital psiquiátrico como Fraülein Unbekannt (señorita desconocida). Finalmente confesaría a una enfermera que ella era la más pequeña de las grandes duquesas.

    Solamente había una manera de corroborar la identidad de la mujer. Se buscó una entrevista con los familiares de los Romanov que habían sobrevivido a la Primera Guerra Mundial. Las dos personas con parentescos directos con la princesa eran la duquesa Olga, tía de Anastasía por parte del zar Nicolas y la princesa Irene de Prusia, hermana de la zarina Alejandra. Ambas rechazaron la supuesta identidad de la mujer. Para 1928, 12 Romanov la habían declarado impostora. Una investigación privada financiada por el hermano de la zarina Ernesto Luis de Hesse, en 1927, la declaraba como Franziska Schanzkowska, una obrera polaca con historial de enfermedades mentales.

    Anna Andersen murió afirmando que era la duquesa Anastasia. Su versión de lo ocurrido la noche fatal en Ekaterimburgo se declara fantasiosa: afirmaba que ella era la única que había sobrevividó esa noche. Un guardia bolchevique la había ayudado a escapar y después fue su amante. Algunos detalles le añaden algunos puntos que ayudaban a vacilar: la princesa Olga titubeó antes de declararla impostora. Y la hija del doctor Botkin, el médico que murió aquella noche con la familia, recuerda a Anastasia durante su arresto domiciliario y formuló una serie de preguntas que sólo la verdadera Anastasia podía responder. Para sorpresa de todos contestó satisfactoriamente el cuestionario. Sin embargo su versión de los hechos y los escasos detalles son débiles y contradictorios.

    La duda se disipó después de la caída de la Unión Soviética. El expresidente Boris Yeltsin tiene una curiosa relación con los Romanov: nació cerca de Ekaterimburgo. Reabriendo el caso mas de 70 años después, en 1997 se exhumaron los restos en la mina de Ekaterimburgo. Se encontraron sólo 9 cuerpos mientras que otros dos fueron encontrados en un lugar cercano. Pertenecían a Anastasia y el zarevich. A todos se les practicó examenes de ADN dando positivo a la familia imperial. Las muestras de Anna Andersen dieron negativo a los Romanov, y positivo a un pariente cercano. El ADN mitocondrial fue tomado en 1979 en una exploración rusa pero que fue mantenida en secreto. La muestra se utilizó hasta 1992 por un equipo norteamericano, inglés y ruso. Todos arrojaron que los restos eran de Anastasia Romanov y su familia.

En conclusión, Anastasia Romanov fue fusilada, rematada a bayonetazos, su cadáver cortado en pedazos, incinerado los restos y rociada con ácido sulfúrico. Anna Anderson demostró ser sólo una mugrienta obrera polaca con historial de enfermedades mentales.
                                                                Dante Alcalá.




 Para saber más:
Literatura
-Alponte, Juan María. ''Lenin. Vida y verdad''. Grijalbo. México. 2002
-Alzogaray Raúl A. ''Una tumba para los Romanov. Y otras historias con ADN''. Siglo XXI. Argentina. 2004.
-Massie Robert K. ''Nicolás y Alejandra. El amor y la muerte en la Rusia imperial''. Ediciones B.  España. 2004.
-Pastor Marialba. ''Historia  Universal''. Grijalbo. México. 2003.
-Varios. ''Secretos y misterios de la historia''. Reader's  Digest.  Italia. 1993

Cine
-''El acorazado Potemkin''. Dir. Serguei Eiseintein. 1925. Rusia. 77 minutos.
-Anastasia. Dir. Don Bluth. Estados Unidos. 1997.  94 minutos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario